Historia del Palacio Domecq
La historia del Palacio Domecq está ligada a una de las familias de mayor tradición bodeguera de España y Europa.
Símbolo de poder social y empresarial de la ciudad de Jerez de la Frontera a lo largo de los siglos.
Marqués de Montana (1734-1785)
La historia del Palacio Domecq de Jerez comienza en 1775 cuando Antonio Cabezas de Aranda y Guzmán (primer Marqués de Montana), dio orden de construir un palacio en el Llano de San Sebastián. Su enorme poder económico como comerciante y bodeguero supusieron ostentar altos cargos tales como el de Fiscal Perpetuo de la Real Justicia de Jerez y diputado del Común de Jerez.
Cabildo de la Iglesia Colegial de Jerez (1785-1855)
En 1785 muere el Marqués de Montana sin descendencia. Dejó escrito en sus últimas voluntades que el palacio fuera gestionado por el Cabildo de la Iglesia Colegial de Jerez para arrendarlo y usar su renta para sufragar los gastos de los hospitales de mujeres de la ciudad.
Pedro Domecq Lembeye (1787-1839)
Hijo de los franceses Catalina de Lembeye y Haurie y de Juan de Domecq, señor de la Casa Domecq d’Usquain, llega a Jerez desde Londres para hacerse cargo de la bodega de su tío abuelo “Juan Haurie y Sobrinos”, de la que posteriormente adquirirá todas las participaciones.
Hombre visionario y excelente comerciante, reaviva la bodega y la convierte en la más boyante de Jerez. En 1818 compra todas las participaciones de sus tíos Haurie para cambiar en 1822 la razón social y llamarla “Pedro Domecq”, nombre que perdurará en la historia.
Diana de Lancaster e hijas
En 1814 se celebra el matrimonio en Londres entre Pedro Domecq Lembeye y Diana de Lancaster, emparentada con la familia real inglesa. El matrimonio tiene cinco hijas: Diana, Adela Clotilde, Cecilia Eulalia, Elisa y Carolina. Todas ellas contraen matrimonio en Francia con distintos miembros de la aristocracia europea con el consiguiente alejamiento del negocio familiar en Jerez.
Juan Pedro Domecq Lembeye (1796-1869)
A la muerte de Pedro de forma accidental a los 52 años, su hermano Juan Pedro –que ya formaba parte del negocio– compra las participaciones de sus sobrinas Domecq Lancaster.
Este llevó a cabo grandes logros en la bodega Domecq. Tal fue así que adquirió el Palacio en 1855 pagando más de medio millón de Reales de Vellón para habitarlo él y, más tarde, sus descendientes.
Cuando fallece deja un heredero de gran valía, su hijo natural Juan Pedro Aladro, al que reconoce y da sus apellidos
Pedro Domecq Loustau (1824-1894)
En 1842 Juan Pedro Domecq hace venir desde Francia a su sobrino Pedro Domecq Loustau, nacido en Usquain, Francia,
Fue, por tanto, el tercer miembro de la familia Domecq en llegar desde Francia a Jerez de la Frontera.
Quedó al frente del negocio que ya compartía con su tío a partes iguales y que posteriormente gestionaría en propiedad con Juan Pedro de Aladro.
Primer Domecq en contraer matrimonio en Jerez, ya que se casó con Carmen Núñez de Villavicencio, perteneciente a una familia acomodada y tradicional de Jerez.
Su larga descendencia ha llegado hasta nuestros días.
Es considerado el padre del Brandy de Jerez.
Juan Pedro Aladro Domecq (1845-1914)
En 1869, Juan Pedro Aladro se convierte en el heredero del Palacio y de todos los bienes de su padre. Continúa con los negocios familiares junto con su primo Pedro Domecq Loustau, ambos copropietarios de la Bodega Pedro Domecq.
Aladro fue un destacado diplomático. Un hombre culto e inmensamente generoso que residió entre Londres, París y Jerez. Hablaba ocho idiomas y fue pretendiente al trono albanés como descendiente por línea materna de la Princesa Kastriota.
Juan Pedro Aladro y Domecq muere sin descendencia, por lo que la bodega pasa a manos de la familia Domecq Loustau.
Siglo XX
El palacio fue protegido durante el siglo XX de los diversos avatares históricos gracias a la empresa Pedro Domecq, que realizó varias reformas para adecuarlo a los nuevos tiempos y permitir su habitabilidad.
Siglo XXI
El palacio es declarado Bien de Interés Cultural en 2002 y regresa a manos de sus descendientes en el año 2013.
Desde entonces su conservación es considerada fundamental para mantener el esplendor del palacio barroco más representativo de Jerez de la Frontera.
Si tienes previsto conocer el Palacio Domecq, planifica tu visita con antelación.